¿Cómo llegué hasta aquí?




La respuesta parece sencilla, pero no lo es; trataré de poner en palabras los recuerdos y sentimientos que en este momento pasan por mí mente.

Ya de pequeña me gustaba jugar (como a todas las niñas) entre otras cosas, a la maestra pero nunca creí que fuera mi vocación; soy hija de una docente y mi madre siempre hacía hincapié en que la docencia es una vocación, y como yo sentía que no la tenía, no me preocupaba por ahondar en ella.

Pasaron muchos años, también muchas experiencias, y comencé a estudiar la carrera de Profesora en E.G.B 1 y 2, allá por el año 2000, realmente me gustaba pero me costaba bastante entender algunas cuestiones, motivo por el cual tomé la decisión de embarcarme en un proyecto familiar el cual fue necesitando cada vez mas de mi tiempo y así fue como me aleje de mis estudios.

Luego de nueve años de aquel de año 2000, comencé nuevamente la carrera; esta vez llamada Profesorado de Educación Primaria, en la cual encontré mi lugar y puedo decir que finalmente encontré mi vocación.

Estos son algunos motivos por los que llegué hasta aquí, siempre alentada y sostenida por el amor incondicional de mi familia.

*Por Lau Pollini




Finalmente terminé estudiando lo que siempre quise ser desde que era chiquita: MAESTRA. ¿Quién no jugó a ser de seño? Me acuerdo que usaba un pizarrón negro y rosa y los osos de peluche eran mis alumnos. Pero llegar hasta aquí no fue fácil: quizás por prejuicios personales, comencé a estudiar carreras universitarias como Psicología, Psicopedagogía hasta llegar a Diseño y Comunicacíon Visual donde sólo aguanté dos semanas, me dije “esto no es para mi”. Luego de un debate interno y gracias al apoyo de mis amigas y mi familia decidí anotarme en el Profesorado de Educación Prtimaria. Ahora el tema era dónde ya que en ese momento trabajaba nueve horas, por lo tanto si o si tenía que hacerlo de noche. Una amiga que estaba cursando tercer año del Profesorado de Inglés me recomendó el Instituto Sáenz y fue ella quién me acompañó a anotarme y me dio el empujoncito final.
Tres años después de ese día, siento que la decisión fue la correcta y que no me arrepiento de recorrer este camino. Valoro aquello que mis profesores y mis compañeras me transmiten día a día y aprendo a conocerme todos los días un poco más... Concluyo que estoy feliz de haber llegado hasta aquí!

*Por Caro Quegles

No hay comentarios.:

Publicar un comentario